HISTORIA DE LA PEDAGOGIA
Nacimiento
de la palabra pedagogía y el oficio del pedagogo.
Etimología de la palabra
pedagogía
La palabra pedagogía deriva del griego
Paidós que significa niño y agein que significa guiar, conducir, “El que
conduce niños”. La idea que se tiene de pedagogía ha sido modificada porque la
pedagogía misma ha experimento desde principios de siglo cambios favorables.
Cada época histórica le ha impregnado ciertas características para llegar a ser
lo que en nuestros días se conoce como: Ciencia multidisciplinaria que se
encarga de estudiar y analizar los fenómenos educativos y brindar soluciones de
forma sistemática e intencional, con la finalidad de apoyar a la educación en
todas sus aspectos para el perfeccionamiento del ser humano. Es una actividad
humana sistemática, que orienta las acciones educativas y de formación, en
donde se plantean los principios, métodos, prácticas, maneras de pensar y
modelos, los cuales son sus elementos constitutivos. Es una aplicación
constante en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Por su carácter ínter
disciplinario, fusiona áreas como Filosofía, Psicología, Medicina, Antropología,
Historia, Sociología y Economía. El aporte que hace cada una de ellas a la
pedagogía es lo que enriquece y favorece el quehacer pedagógico, además de
proveer las bases científicas que dan el carácter de ciencia a la pedagogía.
Por un lado permite explicar y plantear de manera eficaz los fenómenos
educativos y sus procesos desde todas sus vertientes, culturales, filosóficas,
psicológicas, biológicas, históricas y sociales.
En el siglo VIII los árabes conquistaron la
península Ibérica y surgieron las escuelas musulmanas, siendo la de mayor
apertura e inclusión al mundo occidental la primera escuela con carácter de
universidad la de Córdoba, España. Posteriormente con el avance de la división
de poderes y clases sociales se estratifica la educación quedando claramente
plasmada durante la época medieval y en el origen del feudalismo. Los únicos
que podían acceder a una educación formal y sistemática eran los reyes e hijos
de nobles, y los que podían transmitir y fungir como maestros los sacerdotes
(clérigo). Los esclavos eran sometidos a largas jornadas laborales y sin acceso
al conocimiento.
El Diccionario etimológico de Dauzat indica
que la palabra educación apareció hacia 1327 en el Miroir Historial de Jean de
Vignay. Según el Dictionnaire de Robert, la palabra pedagogía se remonta a
1485 y Littré concreta que se Hall en la Institución chétienne de Calvino
(1536).
La pedagogía ¿Es o no una
ciencia?
Por Pedagogía comprendemos a la
construcción discursiva o teoría sobre lo educativo que articula: procesos de
circulación culturales, relaciones humanas que los hacen posible y sentidos que
otorgan y/o reproducen los mencionados procesos y relaciones. Como se puede
apreciar, y en coherencia con la idea de ciencia concebida como los diversos
discursos estructurados por una rigurosa estructura racional, la definición de
Pedagogía propuesta pretende trascender el sentido positivista-moderno de
ciencia, centrado en el método. Algunos autores definen a la pedagogía
como ciencia, arte, saber o disciplina, pero todos están de acuerdo en que se
encarga de la educación o también puede decirse que la pedagogía es un conjunto
de normas, leyes o principios que regulan los aprendizajes en el proceso
educativo.
Como puntualiza Lemus (1969), la pedagogía
es una disciplina que tiene por objeto el planteo, estudio y solución del
problema educativo. Por tanto, para este autor es claro que la pedagogía es
ciencia en cuanto tiene un objeto de estudio propio, hace uso de métodos
generales, y el resultado de sus estudios y de sus hallazgos forma un sistema
de conocimientos regulado por ciertas leyes.
Para poder contextualizarla y fundamentar científicamente
su teoría, afirmaremos –según Petrus (1997)– que su objeto material es la educación
y su objeto formal lo constituye el conocimiento del fenómeno educativo. Otros
autores, como Ortega y Gasset, ven la pedagogía como una corriente filosófica.
Con estos antecedentes, ¿podemos afirmar
que la pedagogía es una ciencia? La ciencia no se circunscribe a las ciencias
naturales o a las “exactas”, sino que es un sistema integral que incluye: el
estudio de la naturaleza y de la sociedad; la filosofía y las ciencias
naturales, el método y las teorías, las investigaciones técnicas y las
aplicadas.
Hernández (2003) expone que, en el campo de
las ciencias sociales, el sujeto y el objeto de la investigación (el ser
humano) coinciden, y el investigador forma parte del mundo que estudia, de
manera que no podemos alcanzar la objetividad que se pretende en la ciencia, ni
aun en las ciencias naturales.
De acuerdo con Sarramona y Marqués, citados
en Meza (2002), se han planteado las siguientes posiciones:
1. Un primer grupo que considera a la pedagogía
como única ciencia de la educación, donde las demás ciencias relacionadas con
la educación serían simples ramas de aquella y por tanto son denominadas
“ciencias pedagógicas”.
2. Otro grupo de autores, si bien
consideran a la pedagogía como la ciencia general de la educación, no tiene
inconveniente en admitir la existencia de otras “ciencias de la educación”,
pero sin otorgarles carácter independiente respecto de la primera.
3. En tercer nivel encontramos a quienes
admiten la existencia de un conjunto de ciencias relacionadas con la educación,
pero independientes entre sí como disciplinas científicas.
4. En último extremo estarían quienes
otorgan el calificativo de “ciencias de la educación” a toda ciencia
relacionada con la educación, directa o indirectamente, aunque no la tengan
como objeto especifico de estudio.
Meza (2002) considera que la pedagogía
tiene claramente rango de ciencia, principalmente a partir de la emergencia del
enfoque crítico, por el cual se constituye en una ciencia en la que importa la
subjetividad del ser humano, en la que se toma en cuenta el contexto cultural y
las formas de interacción de las personas en él y que reconoce que el concepto
de verdad tiene relación con la visión de mundo de cada persona. Bedoya (2002) también
considera a la pedagogía como ciencia social donde se entrecruzan el acontecer histórico
y el social.
La pedagogía, desde mi punto de vista, es
considerada como la principal ciencia de la educación que se nutre de las
llamadas “ciencias auxiliares de la pedagogía”, pues la educación es un proceso
complejo con numerosas facetas. Entre otras, podemos mencionar las que se
observan en la figura 1 siguiente: Bedoya (2002) nos aclara que la pedagogía
debe dar una orientación teórica, epistemológica y científica a la practica
educativa; es decir, debe dar cuenta, cuestionar y explicar el fenómeno
educativo en su totalidad.
Pedagogía y educación
Hemos afirmado que la Pedagogía opera sobre la identidad de lo educativo, lo cual hace necesario retomar la nada sencilla temática de la especificidad de la Pedagogía.
Sin embargo, queremos dejar explícita el
concepto de educación que nos guía. Entendemos por educación los procesos de
circulación del patrimonio cultural, seleccionado por una sociedad en
determinado momento histórico y que contribuye a la construcción de nuevos
sentidos y alternativas, y/o la reproducción del status quo.
La educación es un fenómeno analizado por
diversas ciencias, lo cual ha generado un universo de teorías, reflexiones y
conocimientos que actúan sobre sus diferentes dimensiones. Ahora bien, dichos
abordajes operan sobre partes, y no sobre el todo, de un fenómeno complejo y
diverso como es el caso de la educación. En cambio para la Pedagogía, la
educación es la construcción que la identifica. Al manifestar que en “lo
educativo” está la especificidad de la Pedagogía, estamos afirmando que la
teoría pedagógica opera sobre la identidad (entendida como lo propio de lo
múltiple) de la construcción que hemos acordado en denominar educación, que
como referimos anteriormente involucra la cultura que circula en las relaciones
humanas de una sociedad que habilita a concebir otros horizontes y a reproducir
construcciones culturales heredadas.
Lo propio de la Pedagogía es la teorización de los componentes de la educación, o de las posibilidades que surgen de la relación de los mismos. En síntesis, se podría decir que la Pedagogía teoriza sobre la particularidad, las articulaciones y/o conjunciones posibles de los componentes de la educación.
En un esfuerzo de sintetizar lo dicho y
partiendo de lo expuesto sobre las ciencias en general y la Pedagogía en
particular, consideramos que hemos planteado los cimientos necesarios para
afirmar que la Pedagogía es una ciencia porque:
• Teoriza sobre una construcción
específica: la educación.
• Posee un conjunto de concepciones y fines previos que, como toda ciencia, no la hacen neutral. Estas construcciones conceptuales constituyen las premisas y los sentidos, respectivamente, de su mirada y análisis sobre lo educativo.
• Posee una comunidad de profesionales o
pedagogos que tienen a su cargo la generación de conocimiento sobre lo
educativo y la actualización de su especificidad.


Principales autores de la
pedagogía
Jean Piaget
Jean Piaget (1896-1980) fue un
filósofo y educador suizo, reconocido a nivel mundial por su trabajo en psicología
evolutiva. Gracias a sus estudios, Piaget descubrió que existen diferentes
estadios de desarrollo en los niños. Esto permite identificar 4 estadios
cognitivos: sensorio-motor (de 1 a 5 años), preoperatorio (de 2 a 7 años),
operaciones concretas (de 7 a 11 años) y operaciones formales (12 años en
adelante). ¡Consigue el libro "El lenguaje y el
pensamiento del niño pequeño"!

Jean-Jacques Rousseau
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) es
uno de los autores más reconocidos de la época de la Ilustración. Filósofo,
escritor y músico, Rousseau afirma que la educación es una forma de dominio
social. Unos se imponen sobre otros mediante el conocimiento. ¡Descubre "El contrato social" en Amazon!

Ovide Decroly
Ovide Decroly (1871-1932), médico
belga, introdujo la relación que existe entre globalización e intereses. Centra
sus estudios en el análisis de la percepción infantil. A partir de los
intereses de los niños, explica los procedimientos de captación de la realidad
de los mismos, que se dan a través de las totalidades. Siguiendo la misma
línea, Decroly afirma que es necesario aplicar métodos educativos que estén en
sintonía con la forma de percibir el mundo de los individuos. ¡Consigue "La función de
globalización y la enseñanza"
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Lev Vygotsky

Celestin Freinet
Celestin Freinet (1896-1966) fue un
maestro francés creador de la escuela nueva. Propone una pedagogía
vinculada de forma directa a los intereses de los niños, colocándolos en un rol
activo. Se construye una escuela que tiene en cuenta la vida familiar y la del
pueblo, generando una pedagogía única que vincula a la escuela con el
medio social. Freinet es creador de actividades artísticas de motivación y
expresión. ¡Consigue el libro "Técnicas Freinet de
la escuela moderna"
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Paulo Freire
Paulo Freire (1921-1997) es el creador
de una pedagogía en la que los individuos se forman a través de situaciones de
la vida cotidiana. La pedagogía libertadora de Freire plantea dos momentos
diferentes. En la primera etapa el individuo deberá tomar conciencia de la
realidad en la que vive, como ser sujeto de opresión. En un segundo
momento, los oprimidos lucharán contra los opresores para liberarse. ¡Accede a
más información en su conocida obra "Pedagogía del
Oprimido"!


El pedagogo en la
formación


La problemática actual sobre el profesional
de la formación, nos indica que no existe univocidad en torno a su
conceptualización. Leclercq (1991:32), nos indica que este profesional lleva
asociadas toda una serie de macrofunciones que tienen que ver con:
Objetivos de la formación: considerando las
aptitudes funcionales (modalidades de saber-hacer que sean útiles y tengan
demanda social y que han de desarrollar los formados), considerando los
procesos mentales que el participante ha de asimilar y dominar para demostrar
dichas aptitudes en procesos de formación y considerando los contenidos de
formación que han de dominarse (selección, secuenciación y ubicación en del
soporte material tradicional o multimedia).
Contexto: considerando la variedad de
destinatarios y proyectos, recursos y limitaciones; así como los agentes y sus
funciones.
Estrategias y actividades de aprendizaje:
considerando las teorías de aprendizaje del adulto, estilos cognitivos,
perfiles individuales, aplicando estrategias de intervención o los métodos más
propicios y evaluando la acción y los resultados.
Este primer intento, loable si se quiere
desde el punto de vista de la integración funcional, no nos aporta mucha luz
sobre la función del pedagogo, aunque delimita los campos de acción. Por su
parte, Schulz (1988) nos especifica un poco más sobre el particular, partiendo
del modelo dual alemán, cuando nos refiere que las tareas explícitas del
personal de formación pueden ser indicativas de su función:
• Reclutamiento-Captación. Supone una toma
de decisiones en relación con el desarrollo personal y las necesidades de la
empresa. Se concreta en determinar los criterios de selección y el número de
aprendices o trabajadores que deben ser considerados como posibles
participantes en procesos de formación.
• Selección. Tras la determinación
anterior, esta función permite escoger de forma individualizada o más
generalizada a los participantes en la formación. Requiere examinar las
aptitudes personales y profesionales, las características sociales o
sociológicas, las actitudes, la motivación de los candidatos para una plaza en la
formación. Implica, además, el establecimiento del proceso de selección
(cuestionarios, entrevistas, tests, pequeños ensayos de trabajo, etc.).
• Planificación y organización de la
formación. Se distinguen dos niveles de macroplanificación, que implican la
planificación de los recursos financieros, agrupación de participantes,
selección de formadores, coordinación de acciones y microplanificación, que
supone la elaboración de un plan de formación, la elección de los puestos de
trabajo para la formación, los objetivos, los contenidos, los materiales....y
la elaboración de planes de cambio-ajuste durante la formación.
• Negociación y contactos. Debe ser
consciente de que su tarea no se realiza de forma aislada sino que debe
iniciar, mantener y consolidar unas relaciones externas: corporaciones,
sindicatos, consejerías de trabajo o de formación, centros de orientación, de
formación, universidades, etc. asociaciones empresariales y Cámara de Comercio,
como mínimo
• Asistencia-Orientación-Consejo. Esta
función indudablemente tendrá mayor importancia cuanto menor sea la edad del
participante en procesos de formación y mejora. Dos serían los ámbitos: el
personal y el profesional. Supondría actividades en relación a la introducción
en la empresa, posibilidades de trabajo, ayuda en caso de incertidumbre,
solución de problemas personales, reinserción, autobúsqueda de empleo y
aprender a emprender.
• Instrucción /transmisión. Lo cual
significa aportar información teórica y actividad práctica que ayuden a
conseguir los objetivos propios de una formación profesional relacionada con
una rama o con determinados puestos de trabajo.
• Evaluación. Referida tanto a determinar
el grado de consecución de los objetivos propuestos como el desarrollo del plan
de formación, las responsabilidades de los formadores, la adecuación de las
actividades, los recursos, la infraestructura, etc.
También cabe considerar en este sentido las
aportaciones de la conferencia flamenca sobre el tema “El formador, un
consultor en una organización de trabajo en evolución” (1992), donde se
especifica que las tareas del formador deberían ser las siguientes:
• integrar la política de formación en la
gestión del personal y de la organización.
• detectar las necesidades para el estudio
de las demandas de formación, en concertación con los departamentos
concernientes y analizar si otras soluciones no formativas son susceptibles de
ser aprobadas como eficaces.
• ayudar a la concepción de métodos de
aprendizaje abiertos que apoyen al aprendizaje funcional y a la formación al
aprendizaje.
• crear un ambiente de aprendizaje
favorable optimizando el medio de trabajo (sistemas de documentación,
descripción del trabajo, asistencia al trabajo, simulaciones, formación durante
el trabajo) y organizando las formaciones sobre la medida de “justo a tiempo”.
• asistir a los trabajadores con el fin de
permitirles mejorar su propia organización de trabajo.
• evaluar los efectos de la formación y del
acompañamiento del aprendizaje durante el trabajo en términos de eficacia a
largo plazo y de la influencia sobre la organización.
Estos tres acotamientos iniciales sobre la
función del formador-pedagogo son claros exponentes de la dificultad que
venimos exponiendo cuando se trata de analizar el perfil profesional. Pero
además, hay que tener presente que bajo la denominación “formación” se integran
un conjunto de personas que ejercen su actividad profesional asalariada en este
ámbito y no siempre realizan la formación propiamente dicha, sino que se mueven
en tareas periféricas -necesarias- para la realización de la formación,
ocupando un lugar cada vez más importante, con un perfil profesional propio
(“management” de la formación, por ejemplo). Con ello queremos indicar que
existe una “extensión” del rol de formador.
Asumimos, pues, la tendencia a la división
del trabajo en el seno de la función del formador, que implica la emergencia de
verdaderos profesionales, por un lado, hasta la presencia cada vez más numerosa
de formadores ocasionales, por otro. A ello habría que añadir también el propio
confusionismo o falta de precisión de algunos términos, de manera que los
enseñantes-profesores se asocian generalmente al ámbito formal (escuela técnica
o profesional), mientras que los formadores lo son a la empresa o a las
instituciones de formación no formal. No entraremos tanto en el análisis
semántico como en el funcional.
De ahí que cualquier tipo de clasificación,
catalogación o identificación tenga sus riesgos y defectos. Pero asumimos, de
salida, que no puede abordarse de manera unificada, por cuanto tampoco los
contextos económicos, laborales, políticos y culturales lo son.
Podríamos considerar una catalogación lo
suficientemente amplia para incluir los distintos roles profesionales del
formador. En este sentido, optamos por una clasificación, que de acuerdo a
funciones y competencias, nos aboca a diferentes tipos:
1. Técnicos de formación
2. El formador como
instructor-enseñante-profesor
3. Otros roles asociados a los anteriores.
Esta clasificación inicial deviene de la
consideración de los diferentes ámbitos de actuación y funciones profesionales
a desarrollar. En consecuencia, los roles (perfiles profesionales) derivados en
formación presentan matices marcadamente diferenciales a partir de dichos
ámbitos y funciones, que como es obvio van más allá de la mera descripción de
perfil profesional, incidiendo tanto en la formación inicial y continua de
estos profesionales y en el diseño curricular de la misma.
Partimos, como se ilustra en el ideograma
siguiente, de tres ámbitos de actuación profesional diferenciales, pero
íntimamente interconectados en formación, obviando en este momento su
caracterización y las implicaciones de su interconexión. Nos estamos refiriendo
a: a) el contexto general (entorno sociolaboral), b) el contexto institucional (centro
de formación-centro de trabajo, según sea el caso), y c) el contexto
aula-taller.
De otra parte, pueden articularse las
diferentes funciones de actuación profesional en formación en torno a dos ejes,
siendo el punto de conexión o encuentro el propio desarrollo de la formación.
Nos referimos concretamente a: a) planificación, b) desarrollo, c) evaluación,
d) gestión-coordinación, y e) investigación-innovación.
Del cruce de contextos de actuación y
funciones a desempeñar, tal como se ilustra en los gráficos, emergen diferentes
perfiles profesionales, que en nuestro caso los hemos aglutinado precisamente
en torno al predominio de una de las funciones en un contexto específico, sin
que por ello no queden afectados por el resto, como comentaremos.
Como ya hemos indicado, en nuestra
clasificación existe una gran diferencia entre el profesional que opera en el
aula-taller (el formador propiamente dicho) como contexto de actuación y el
resto de profesionales –técnicos de formación- cuyo contexto de actuación se
circunscribe a la institución conectada con el entorno sociolaboral, sin tener
relación con los grupos de aprendizaje.
En todo caso, baste de momento la
advertencia de que aunque el formador pueda circunscribirse al aula-taller, y
por tanto a la función de desarrollo de la formación (docencia: impartir cursos
de formación). Su competencia profesional no queda circunscrita, como tal, a
dicho contexto, por cuanto para que la función de desarrollo (docente) sea
efectiva necesita de aditamentos competenciales del resto de las funciones y
relaciones con el resto de los contextos en los que queda inscrita el
aula-taller. De tal forma, que el formador es también un profesional que
integra el resto de las funciones.
De manera que podemos verificar que el formador
queda afectado por la función de planificación, en la medida en que ha de
diseñar y ajustar cursos de formación de acuerdo a grupos de aprendizaje; por
la función de evaluación, en cuanto que debe evaluar la formación impartida y
verificar consecuentemente los aprendizajes (logros) adquiridos por el grupo de
aprendizaje; por la función de gestión-coordinación en cuanto que ha de
participar en la dinámica-política organizativa en pro del desarrollo
organizacional y la mejora de la formación, además de crear y mantener
relaciones con el entorno profesional; y por último, por la función
investigación-innovación, ya que ha de analizar el propio desempeño y los
programas desarrollados, incorporando los cambios en los procesos de formación
según las exigencias del entorno, contribuyendo con ello a la mejora de la
calidad de la formación.
Ni que decir tiene que estas competencias
profesionales entrañarán toda una red de saberes (capacidades, actitudes,
conocimientos, etc.) .Algo parecido acontece con el resto de roles (perfiles)
profesionales, de ahí que ahora nos detengamos, aunque sea mínimamente, en su
descripción.
Función pedagógica
La función pedagógica es el ejercicio de
tareas cuya realización requiere competencias adquiridas por medio del
conocimiento de la educación; es una actividad específica, con fundamento
en conocimiento especializado, que permite establecer hechos y generar
decisiones. Es una función necesaria para satisfacer la necesidad social
de calidad de educación. Lo propio del profesional de la educación es la
intervención pedagógica correspondiente a la función pedagógica para la que se
ha habilitado.
El reconocimiento social de la función
pedagógica no proviene de la estimación social del ámbito en el que se ejerce
la función (en este caso la educación) sino de la competencia para resolver los
problemas que se plantean en el ámbito, y por tanto, del conocimiento de la
educación y de su elaboración técnica. Los profesionales de la educación ocupan
un espacio social definido en el sistema educativo y compatible con la
actuación de otros profesionales y con la de otros agentes de la educación. No
todo profesional del sistema educativo es profesional de la educación, en tanto
en cuanto sólo el contenido de la formación profesional de éste es siempre el
conocimiento de la educación. Desde la perspectiva, la F. P. se
identifica lógicamente con la de un especialista que domina los conocimientos
teóricos, tecnológicos y prácticos de la educación que le permiten explicar,
interpretar, transformar y decidir la intervención educativa propia de la
función para la que se habilita.
Actualmente identificamos tres tipos de
funciones pedagógicas: funciones de docencia, funciones de apoyo al sistema
educativo y funciones de investigación pedagógica. Cabría pensar que debiera
añadirse la función educadora al cuadro de funciones
pedagógicas, porque no es lo mismo educar que enseñar. Educar es, en efecto, la
función más excelsa del pedagogo y esa función está asumida, desde la Pedagogía
en cada una de las demás funciones, tanto desde la consideración de la
educación como ámbito de conocimiento, como desde la consideración de la
educación como acción. Ahora bien, dado que hablamos de funciones pedagógicas
en sentido estricto, debemos mantener la diferencia entre Pedagogía y educación
y, precisamente por esa distinción, sería un error atribuir la función de
educador de manera particular al pedagogo de carrera, como si no hubiera
educadores que no son pedagogos.
Y esta afirmación, que acabamos de hacer,
no debe tomarse como renuncia a la acción y a la competencia especializada y
específica en la función pedagógica, sino como reconocimiento de
responsabilidad compartida en la tarea educativa. Y así las cosas, salvando la
responsabilidad compartida, también hemos de reconocer que en cualquier función
pedagógica se incluyen competencias educativas, pues, por principio de
definición nominal que hemos visto en el primer capítulo y por principio de
finalidad en la actividad, ejercemos funciones pedagógicas y eso quiere decir
que lo son, porque usan el conocimiento de la educación para educar: no se
trata de enseñar, investigar y apoyar cualquier cosa, sino de enseñar,
investigar y apoyar lo que educa, o sea, para educar. En este discurso,
la función educadora está presente como objetivo y cualidad en las funciones
pedagógicas de docencia, apoyo al sistema educativo e investigación, que son
tres funciones pedagógicas distintas entre sí.
Entre sí son funciones distintas, porque
desde el punto de vista de la comprensión lógica a cada tipo de función le
corresponden unas características que no se le pueden quitar sin que pierda su
sentido la función. Además, son funciones complementarias respecto del sistema
educativo, porque las tareas a realizar en cada caso, que tienen unas
características exclusivas y requieren competencias pedagógicas diferentes,
cubren cada una de ellas la realización de diferentes tareas en el sistema
educativo.
El núcleo pedagógico formativo es distinto
para cada función y se diversifica también dentro de la misma función, a
medida que se especializa la función genérica. Función pedagógica y profesión
pedagógica no son exactamente lo mismo, pues una profesión puede desempeñar
varias funciones al mismo tiempo; tal es el caso de la profesión de profesor,
que requiere otras funciones además de la docencia (Touriñán, 1987, Estatuto
del profesorado).


Referencia
https://www.researchgate.net/publication/268057516_EL_PERFIL_PROFESIONAL_DEL_PEDAGOGO_EN_LA_FORMACION http://webspersoais.usc.es/persoais/josemanuel.tourinan/funcped.html
realizado porJAVIER ROSALES CARREÑO
ALFREDO SEBASTIAN SANCHEZ GOMEZ
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